lunes, septiembre 19

la carta

Esta no es una carta de amor.  Esta es una carta de dolor para el amor. Para eso que dicen que existe cuando dos personas dicen quererse y  amarse y prometen cuidarse y se auspician vida y viajes, nuevas felicidades,  motivos para permanecer bajo el mismo cielo y ante aquella lluvia, la que hoy entraña todo lo vivido y lo resume, consumiéndolo.
Yo no sé si esto es de a dos. Sin duda, poco sé y  ésta soy, ahora, mientras lo extraño se expande y se endurece, pertinaz y lentamente.
Pensarse, en el aquí de esta hora sombría,  es un ejercicio de lo más inútil. Uno se enfrenta al cúmulo siniestro de unas cuántas cosas que nombra en el instante en que se aferra a olvidarlas.
Se está allí, como detenido entre dos estaciones.
Y lo mejor será viajar, partir hacia un tiempo distante, buscando alguna clase de alivio, algo que  simule un sencillo acto, acaso una razón para sortear un triste final y la ilusión de que existe un modo para lograrlo, de que algo permanezca, intacto. Serán sus huellas, las de un tiempo anterior, y algo de nosotros en ellas, las que persistan,  extraviadas. Señal de que algo ha pasado, de que algo o alguien, de algún modo eterno, estuvo allí.
Ya no espero grandes cosas. En otro tiempo, creía que en algún lado se ocultaban los sueños y ese modo infantil de  esperar que algo decididamente ocurra. Y que eso sea. Y que todo descanse, se agote y muera. Porque así tiene que ser. Porque por estas horas pensaba en el amor y sólo sé, al fin de cuentas, que mi creencia es tal a través de su pérdida: la férrea ilusión de que nadie busca algo que no perdió.
La imagen que redime es la del tiempo y su paso. Ahora, me digo, está todo puesto allí. Que pase el tiempo, los días, la gente, mis días, la noche, esos lugares que encierran y guardan el mundo, y tiñen los objetos, los rostros, la sangre, que todo dicen sin ser jamás inicio de  palabra alguna.
Silencio.
Un grito se apaga y se desangra en el hastío de la noche insomne.
Callo por cansancio, entregándome a la vida y su ironía. A su muerte vital. A la estúpida existencia. Allí deberé dormir, comer, cuidarme. Abrir y cerrar. Tomar y dejar. Sonreír y enunciar. Comprender, sobre todo comprender, en el instante matinal en el que ensaye un rostro para no desaparecer.
Deberé perderme a diario, en lo vagamente establecido.
Será el ayer esta carta. Será un pedazo de pasado. Quizá algún día olvide este puño que, a duras penas, se sostiene en la madrugada de una noche como esta. 

María Quevedo 20/02/2008

4 comentarios:

Old Nick dijo...

Respuesta de un Quevedo a Otra Quevedo
de Allende los Mares.

Por Payadas

Bienvenida Seas Amiga,(Bis)
a la Cueva de Oldnickustra,
que te recibe Encantado
junto con sus Animales,
Que el Sol, la tristeza Frustra,
Con sus Rayos Matinales,
Un Amigo has Encontrado
Pasa y Siéntete entre Iguales.

No Puedo Ofrecerte Mucho(Bis)
Pues Casi Nada Poseo,
Pero lo Poco que Tenga,
con Amigos lo Comparto,
El Buen Humor y Alegría,
de los Que Nunca Me Harto.
Toma lo que te Convenga
de lo que Darte Podría.

Tu Carta es un Buen Mensaje(Bis).
Para Dormidos Vitales,
Que Si los Ojos no Abrieran,
No Entenderían la Vida
Que el Amor y sus Vitrales,
Reflejan Gozo y Herida.
Sueña y Lucha Bien, Querida,
Por Tus Deseos Reales.

Y Acabo ya esta Payada(Bis)
Por no serte Insoportable,
Si no Quieres no Contestes
Que no es Ese el Fin Buscado,
Pues no Escribo Inaguantable,
Pidiendo "Gente Contable",
Un Amigo Has Encontrado,
Experto en Vida Intragable.

Saludos María.
Un Cordial Abrazo (De Quevedo a Quevedo)
y
Un Brindis
y
¡¡RIAU RIAU!!

Julioddc dijo...

Maravilloso y desgarrador. Son palabras se instalan y quedan dando vueltas en el alma.

maría quevedo dijo...

Oh, estimado Old Nick!
No es la primera vez que me dejas boquiabierta con tus maravillosas payadas pues te he visto en lo del amigo Carlos.
Enhorabuena me has visitado! Me alegra que estés entre nosotros.
De Quevedo a Quevedo,
un gran abrazo, compañero!
(Perdón por la no intencionada rima. Eso te lo dejo a tí)

Julio querido! Gracias por tu lectura.
Qué haremos con las palabras sino pasarlas a palabras?
Abrazos!

Ariel Buckenstein dijo...

cuantas veces he escrito cosas similares que ahora acumulan polvo en el altillo..
saludos.